La ira es un problema por el cual mucha gente sufre en todo el mundo, con consecuencias más allá de lo psicológico porque también repercute directamente en el ritmo cardíaco, la presión arterial y otros aspectos de la salud humana. Además, el incremento de estas patologías a raíz de las características de la vida actual desemboca en un peligroso aumento de la violencia en todos los sectores de la sociedad. ¿Cómo podemos controlar la ira?
La ira es cada vez más habitual, a partir del incremento del estrés que se genera por el ritmo de vida actual. |
En principio necesitamos definir el concepto de ira. Se trata de una emoción orientada a la violencia y la agresión, que no puede ser controlada por la persona frente a determinadas circunstancias. Esto genera múltiples reacciones en el organismo, como incremento del ritmo cardíaco, elevación de la presión sanguínea, cambios hormonales o aumento de la velocidad del ritmo respiratorio y de la tensión muscular, entre otros efectos relativos a la sensación de alerta que se activa en nuestro cuerpo.
La ira produce consecuencias directas en nuestro cuerpo. |
CONTROLAR LA IRA: ALGUNAS VARIABLES
Los especialistas entienden que la agresividad es la manifestación externa de la ira, que se produce concretamente a partir de una frustración no canalizada positivamente o de una amenaza que nos desborda, desembocando en miedo e inseguridad. ¿Cuáles son los hechos específicos que pueden generar ira? Por ejemplo, las acciones de otras personas que interpretamos como una agresión, los recuerdos de hechos traumáticos o las situaciones que no podemos resolver por nuestra propia incapacidad o desconocimiento.
Además, la ira posee una forma pasiva que consiste en huir o escapar de una situación, como así también una faceta activa en la cual la persona ataca y ejerce violencia. Ahora bien: ¿cómo podemos controlar la ira, evitando las desagradables situaciones que impactan en nosotros mismos y en los demás? Veamos algunas claves a continuación.
Controlar la ira es posible. Es necesario afrontarla y disminuir el estrés. |
CONTROLAR LA IRA: ACCIONES PARA SUPERAR ESTE PROBLEMA
Una primera medida es mentalizarnos sobre el carácter negativo de la ira y la posterior agresividad. Muchas veces nuestras reacciones son automáticas y aprendidas, como respuesta a aquello que hemos vivido en nuestro entorno. Nos parece natural reaccionar con violencia frente a una situación que nos desborda, pero en realidad la agresión no significará ninguna solución al problema. Por el contrario, lo agravará y profundizará. Debemos entender que el control de la ira es el camino para dejar atrás esa situación que nos perturba.
Otro paso vital es evitar la negación de la ira y la ansiedad relacionada, optando en cambio por su aceptación y comprensión. Necesitamos aceptar que este sentimiento forma parte de las emociones negativas que acompañan a todo ser humano, entendiendo sus manifestaciones para poder afrontarlas y superarlas, reemplazándolas por otras actitudes más constructivas que disipen la violencia.
Por último, reducir el estrés es muy significativo. Actividades como la meditación o el yoga pueden ayudarnos, al igual que aprender a respirar correctamente y en profundidad. El arte en cualquiera de sus áreas, el ejercicio físico, la lectura o apostar por toda tarea que nos satisfaga significará un avance para disminuir el estrés y las condiciones que pueden activar la ira.
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