¿POR QUÉ A LOS HIJOS LES CUESTA TANTO ACEPTAR EL DIVORCIO DE SUS PADRES?


SEPARACIÓN DE LOS PADRES: TRISTEZA PARA LOS HIJOS


En ocasiones, después de un duro divorcio hay madres que rehacen nuevamente sus vidas. Al principio todo parecer ir bien en la nueva relación, hasta que llega el difícil momento de presentar a los respectivos hijos, a sus nuevos padres o madres políticos.


EL DURO TRANCE DEL DIVORCIO EN LOS HIJOS

HIJOS TRISTES
Un momento duro y complicado para los hijos el tener que asimilar otro doloroso suceso familiar. Ya con anterioridad tuvieron que sufrir las continuas discusiones de sus padres biológicos. Más tarde, el duro proceso de separación y sus consecuencias en los que sufrieron de primera mano el complicado trance de la separación de sus padres.

Por si no fuera poco, los trámites de divorcio y el abandono en el hogar de alguno de sus progenitores: padre o madre. Los hijos tuvieron que ver y sufrir como se marchaba de casa llevándose consigo la ropa, los artículos personales, e incluso, la ilusión familiar de un cambio futuro. Miedo ante el cambio que se les avecina. Un duro golpe psicológico y emocional para ellos.



UN GRAN SUEÑO ROTO EN LOS NIÑOS: LA UNIÓN FAMILIAR PARA SIEMPRE

NIÑOS TRISTES
El sueño de cada niño es ver como su familia está completamente unida, a pesar de los contratiempos que hubiera, incluso con sus pequeños defectos, pero unida por el amor y el respeto mutuo. Saber que cuando vuelven a casa del colegio les están esperando las personas que más les quieren: sus padres. Esto les reconforta enormemente en su autoestima personal.

Los niños necesitan sentirse arropados, protegidos y queridos por sus padres. El transcurrir diario en la casa y los pequeños detalles les encanta. El simple olor de cada día mientras sus padres cocinan una deliciosa comida, o cuando su madre les lava la ropa, o el simple beso de amor de sus padres en los momentos de ternura. Momentos inigualables, incluso entre risas avergonzados por el beso que se han dado “papa y mamá. Esas pequeñas cosas que ya no estarán en la vida de esos hijos, tengan la edad que tengan.

Hasta los castigos son preferidos antes de tener que enfrentarse a una dolorosa separación de sus padres. Momentos duros y desolados de esos hijos que quedan con el sentimiento erróneo de ser huérfanos, a pesar, de seguir teniendo aún sus padres biológicos, que seguirán queriéndolos y apoyándolos. Hijos que comienzan a tener un resentimiento interior sobre todos y todo, incluso, a ellos mismos. Se vuelven rebeldes, ruidosos y contestones.

COPYRIGHT © LIDIA MALDONADO

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