En una gran cantidad de ocasiones existen situaciones en los que en el interior de las personas aflora e inunda una sensación o sentimiento asfixiante de constante soledad. A pesar, como norma general, de estar frecuentemente acompañado de forma muy asidua por familiares y amigos, que están siempre ahí, en el hogar en cuestión.
Los hijos suelen disfrutar correteando alegremente por el salón de la casa, el marido no para de entrar y salir del hogar. La vecina que pega a la puerta 2, u incluso hasta 3 veces diarias. Un familiar o amistad inesperado que irrumpe de manera constante.
Un sinfín de situaciones, que en ocasiones pueden llegar a ser estresantes, causando ese sentimiento inevitable de soledad a pesar de estar acompañada, ya que en esta ocasión, ocurrirá irremediablemente el efecto contrario: tristeza, desesperanza y confusión constante, sintiéndose realmente sola, entre tantas personas que están realmente con ella.
Los hijos suelen disfrutar correteando alegremente por el salón de la casa, el marido no para de entrar y salir del hogar. La vecina que pega a la puerta 2, u incluso hasta 3 veces diarias. Un familiar o amistad inesperado que irrumpe de manera constante.
Un sinfín de situaciones, que en ocasiones pueden llegar a ser estresantes, causando ese sentimiento inevitable de soledad a pesar de estar acompañada, ya que en esta ocasión, ocurrirá irremediablemente el efecto contrario: tristeza, desesperanza y confusión constante, sintiéndose realmente sola, entre tantas personas que están realmente con ella.
FAMILIA UNIDA Y FELIZ Ilustración Por Cortesía: Retazos de Familia - Mónica Carretero |
ENCONTRARSE EN COMPAÑÍA NO QUIERE DECIR QUE UNA PERSONA NO SIENTA SOLEDAD INTERNA
Se va a proceder a comentar el por qué puede ocurrir este constante sentimiento de soledad que puede inundar los corazones de las personas, a pesar de encontrarse acompañadas.
En el mundo existen millones de ciudadanos y cada uno con sus respectivos y diferentes gustos, condiciones, culturas, ideas, pensamientos, entre otros. No a todo el mundo le gusta realizar el mismo tipo de actividad. Lo que a uno le puede parecer interesante, a otro incluso le desagrada.
Muchas personas se decantan prefiriendo pasar sus largas tardes acompañadas de un buen libro, mientras sus hijos juegan con sus hermanos, y su marido está trabajando. Otras prefieren estar acompañadas de familiares, amigos y vecinos, en general.
Y otras simplemente les gusta estar sentada en la puerta de su casa observando la naturaleza, el canto de los pájaros, y en meditación silenciosa constante. Entonces, ¿por qué en ocasiones llega ese desesperado sentimiento de soledad interna, si además se posee todo en la vida?
Como ya se ha dicho anteriormente, no a todas las personas les gusta realizar las mismas cosas. Desde este blog "PSICOLOGÍA Y SUPERACIÓN PERSONAL" se va a proceder a relatar una historia verídica donde se muestra un claro ejemplo de ello, que con gran seguridad, en muchas de las partes del artículo, usted mismo se verá identificado.
UNA BELLA Y VERÍDICA HISTORIA SOBRE UNA MUCHACHA QUE SINTIÓ UNA VEZ EN SU VIDA, EL CONSTANTE SENTIMIENTO DE SOLEDAD, A PESAR DE ESTAR SIEMPRE ACOMPAÑADA
Esta historia verídica comienza con una muchacha, que siendo soltera aún, era muy social, activa e independiente, a pesar de vivir aún con sus padres. Ella se había criado en una ciudad, así que el modo de vida allí era muy diferente a la de los pueblos pequeños con muy pocos habitantes.
El Destino quiso que conociera a un buen muchacho y contrajeran matrimonio. Se casaron y ella optó por irse a vivir en este recóndito y pequeño pueblo. Ya en los primero días esta chica se sentía confusa, porque en aquel pequeño lugar, había una tradición denominada "puertas abiertas".
Esto quería decir, que todas las puertas del pueblo permanecían siempre abiertas a todos los residentes del lugar. Allí, las puertas sólo se cerraban por la noche, antes de dormir. Un pueblo donde todo el mundo se iba a la cama a descansar sobre las 11 de la noche, y a las 6:30 de la mañana se encontraban todos los ciudadanos despiertos, y en pie.
Esta muchacha se crió en una ciudad donde la puertas de casa siempre estaban cerradas, y había que pegar para entrar en casa de los vecinos. En caso, de que alguien no le viniera bien abrir, pues simplemente no se abría, así que los vecinos no insistían, se marchaban y venían más tarde. Eso era lo normal.
Pues, la chica cuando llegó a su hogar, estando recién casada, comenzó a notar que la puerta de su casa, incluso el timbre no paraba de sonar, desesperada de la insistencia de los vecinos y los familiares, tenía que abrir la puerta de manera obligada. Así sucedían los días, a todas horas, hasta las 11 de la noche. Un día tras otro, y así durante años.
Ésta comenzó a notar a los pocos meses, que su salud emocional estaba realmente sensible y agotada, provocado por la gran cantidad de visitas diarias insistentes, las cuales entraban y salían para entablar con ella conversaciones, en ocasiones que ni tan siquiera a ella les agradaba, pero que por cortesía intentaba entablar de buen agrado.
Ella siempre ha amado las conversaciones de tipo científico, entre otros interesantes temas, por ello siempre le ha gustado mucho la lectura. Las visitas que siempre le frecuentaban le hablaban del mismo tema: ¿que has cocinado hoy? ¿saber realizar tallarines a la carbonara? ¿qué hiciste ayer?
Además, también debía escuchar los comentarios de la típica visita, que siempre comentaba de manera repetitiva: "yo sé cocinar estupendamente", "también sé coser mejor que nadie", "el potito nunca lo compro de tarro, porque yo lo cocino de manera tradicional", entre otros grandes halagos, enormemente superficiales, que ella misma alardeaba de sí.
Así, que la pobre muchacha, a pesar de estar todo el día acompañada, desde la mañana hasta la noche, comenzó irremediablemente a perder la luz y el brillo de sus ojos. La vida le parecía aburrida, porque ella amaba las buenas conversaciones: la existencia de la otra vida, los avances de la ciencia y la tecnología, entre otros interesantes temas, así que los temas culinarios, y de "yo sé cocinar, coser mejor que tú", ya le aburrían considerablemente.
La tristeza en esta chica se hizo latente, hasta que un día despertó y encontró su real vocación, así que finalmente cerró sus puertas en ese pequeño y recóndito pueblo, y a día de hoy sólo atiende a quién debe atender, a nadie más.
Aunque sí es verdad que tiene verdaderos amigos y amigas que desea ver, pero por falta de tiempo le es prácticamente imposible, aunque algún día volverá a abrirse a los demás, como ocurrió de antaño.
Y usted: ¿Ha encontrado su verdadera vocación? ¿Está sacando tiempo de su estresante o vacía vida, para realizar todo aquello que realmente le guste, como puede ser: leer, cantar, escribir, pintar, entre otros?
Esperamos que esta bella historia verídica haya sido de su agrado. Si tiene alguna consulta, no dude en ponerse en contacto a través del mail: lidiamyescritora@yahoo.es, o bien deje un comentario.
COPYRIGHT © LIDIA MALDONADO
0 Comentarios